EL VIAJERO DE LAS ESTRELLAS
La noche se hizo silentes meditaciones como desde la constelación de Géminis, se abrieron los misterios del libro sagrado. Asà lo vi esta nota nocturna junto a mis colores violetas y del alma surgió el rostro del nazareno, donde la cÃtara de Bonhorges el poeta del desierto invocando a las mujeres de Galilea, donde existió el castillo de Magdalo.
Hubo silencio entre los rostros de José de Arimatea, después de la hora santa en el Gólgota, y en el camino de la cruz se quedó el general romano de Belibeth en el agua de una lágrima; junto a la corona de espinos del profeta, como los tiempos; la luna para hablar en el cenáculo del rabino y elevar las hojas de palma y destilar en el cielo una oración de Dios en las constelaciones, afirmando las verdades en la sangre de la humanidad.
Cuanta heredad se hizo de cada romerÃa de la Semana Santa y los pueblos invocaron las plegarias para volver a las reflexiones y decir dentro del alma los sentimientos sagrados de la Biblia, como oraciones a lo mÃstico y de amor, eternamente a Berenice en la dichosa Verónica guardada en los muros eternos de Jerusalém…
Porque más allá de cada espacio, el mundo quiere consagrar otra realidad en las esperanzas…
Semana de veneraciones. Y de invocar lo humano en las manos de Dios…
Néstor Melani Orozco.