Metamorfosis

METAMORFOSIS.

Un gusano, al parecer pequeño e insignificante. Desde que nace tiene como única misión: dormir, comer y defecar, hasta que un día; su naturaleza lo invita a envolverse en un capullo de su propia creación aislándose del mundo.

Ahí, en su estrecho confinamiento, se encuentra en paciente espera de un “no sé qué”. A ratos su cuerpo le molesta, tal vez un cosquilleo por aquí o algún dolorcillo por allá y un aletargamiento que le dice que debe esperar.

Pasa los días en silencioso retiro voluntario. Un día su capullo le aprieta, el aire enrarecido de su cárcel de seda le asfixia y se apodera de todo su ser un ansia frenética de libertad.

Puja, empuja, se estira en su estrecha guarida. La lucha sigue hasta que por fin rompe los hilos que le detienen. Un pequeño atisbo de luz le anima. El ímpetu es titánico, y cuando cree que está a punto de desfallecer… ¡lo logra!… ¡por fin vuelve a ver la luz del sol!

Una vez afuera, tambaleante aún, intenta arrastrarse, pero en su esfuerzo se percata que de sus costados emergen unas largas extensiones que los rayos del Astro Rey filtran, reflejando hermosos tonos amarillos, azules o tornasolados. Intenta arrastrarse, pero esta vez sus sinuosos movimientos no lo llevan a través de los tallos de la rama de la cual pende su resquebrajado capullo. De pronto y sin pensarlo, siente cómo una leve ráfaga de aire, lo eleva por encima del árbol que le sirvió primero como bastión alimenticio y luego como soporte de su celda.

Se desplaza cual suave brisa por encima de campos floridos. El hambre la atormenta, pero curiosamente su atención ya no está en la tierna fronda de vetustos árboles, un aroma dulzón lo atrae hacia un macizo de coloridas flores, donde grácil se posa para estrenar su espiritrompa y libar la ambrosía que tan pródigamente le ofrece la naturaleza, mientras sus alas se mecen como extensiones de los pétalos de capullos que a sus ojos se han transformado en copas rebosantes del líquido embriagador.

Hoy su perspectiva es diferente. Puede desplazarse de un lugar a otro a mayor velocidad, el mundo ya no se limita a una ramita que recorre en un solo sentido. Hoy puede contemplar el mundo desde el cielo. Se ha transformado gracias a un proceso que alguien llamó “Metamorfosis”.

Sí, claro!… la metamorfosis no es para todos. Algunos gusanos se transforman convirtiéndose en maravillosas mariposas. Muchos, sí…pero otros, seguirán arrastrándose por siempre…como algunos gusanos antropomorfos que pasan su vida sin grandes pretensiones, subsistiendo en una zona de confort inamovible.

Algunos quizá en ciertos momentos, sienten la necesidad de “encapsularse” para entrar en un proceso de introspección, análisis y reflexión profunda que inicia una metamorfosis intelectual, emocional y espiritual que dará alas a su espíritu, dándole la libertad de gozar la otra perspectiva que le permite una nueva visión que ensancha su universo, abriendo todo un abanico de posibilidades de expansión de sabiduría y experiencia.

Entonces podemos decir que la metamorfosis ha cumplido su cometido…hoy dejamos de ser gusanos para convertirnos en hombres.

Lourdes Brubeck.

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