El papel de la inteligencia artificial en la paz.
La inteligencia artificial debe ser un medio para promover el desarrollo integral de las personas, tanto en su vida individual como comunitaria, a efecto de “contribuir a la creación de un mundo más justo y humano”.
En su mensaje para la celebración de la 57 Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero de 2024, el Papa Francisco resaltó los avances importantes que se han registrado en las tecnologías de la información, progresos técnicos y científicos que están llevando al desarrollo de la inteligencia artificial.
En la actualidad cada vez es mayor el número de personas que tiene acceso a las comunicaciones digitales, ya sea a través de la internet, como de las redes sociales. Es común ver cómo niños, jóvenes y adultos, mediante el uso de sus teléfonos móviles o las computadoras, se comunican entre sí; crean, consultan, difunden información científica, tecnológica, cultural y de la vida cotidiana, lo cual ayuda a un crecimiento de la humanidad en todo el mundo, ya que, al compartir los conocimientos se incentiva la imaginación de las personas para encontrar nuevas respuestas a los problemas sociales, educativos, de salud, y de todas las áreas del conocimiento, de una manera acelerada.
Independientemente de todos esos beneficios, la inteligencia artificial presenta grandes retos, pues “las tecnologías que usan un gran número de algoritmos pueden extraer, de los rastros digitales dejados en internet, datos que permiten controlar los hábitos mentales y relacionales de las personas con fines comerciales o políticos, frecuentemente sin que ellos lo sepan, limitándoles el ejercicio consciente de la libertad de elección.”
Esto implica la manipulación de la información para que la gente conozca exclusivamente aquello que desea su emisor de acuerdo con sus intereses particulares, como puede ser la compra y uso de determinados productos; esconder determinados hechos sociales o deformarlos ante la opinión pública con fines políticos para favorecer la elección de algún candidato; o crean retos o modas para niños y adolescentes, con juegos que a veces tienen consecuencias mortales.
El problema fundamental es que muchas personas consideran verdadero todo aquello que está publicado en internet o en las redes sociales. Como a través de los algoritmos detectan los intereses de las personas, dirigen el flujo de la información en ese sentido, de tal suerte que reciben de manera prioritaria los mensajes del mismo tipo, sin presentarles otras alternativas. Por ejemplo, si por alguna causa una persona busca imágenes pornográficas, en lo sucesivo le van a estar llegando con facilidad. Lo mismo si alguien prefiere la información de un partido político, recibirá todo lo relacionado con el mismo. Los algoritmos le mandan lo que han demostrado les interesa, porque es lo que van a consumir. Así, en esa retroalimentación constante, se les mantiene en un ámbito específico fácil de manipular.
Otro de los riesgos es el uso de sistemas de inteligencia artificial para le realización de actividades humanas que son importantes, como la selección de personal para un trabajo, la prestación de un servicio social, el otorgamiento de un crédito, y otras más. Se basan en la homogeneización de la información, con ciertos cuestionarios, el solicitante se ve expuesto a la decisión que tome el sistema, el cual con facilidad lo puede relegar, y ante la falta de una interacción humana, no tiene forma de aclarar sus dudas, de corregir errores cometidos durante el proceso de solicitud, o conocer las causas por la cuales se les está negando lo solicitado.
Más grave resulta cuando las aplicaciones de la inteligencia artificial desplazan al hombre en el trabajo, cuando en el afán de incrementar la producción y reducir costos, se convierten en medios de aumento de las ganancias para unos pocos frente al crecimiento de la pobreza de muchos.
Cuando se da un mal uso de la inteligencia artificial, se genera violencia, moral en los casos que se han comentado; violencia física cuando se usa con fines bélicos o para la comisión de delitos.
El Papa Francisco recalca que los avances de la ciencia y la tecnología deben usarse en beneficio de la humanidad, por eso propone la aplicación de principios éticos en el desarrollo de la inteligencia artificial, fundamentado en los valores humanos para que cumpla con su objetivo de facilitar la vida en sociedad y de los individuos, se superen los riesgos mencionados y contribuya a la creación de un mundo más justo y humano.
Al mismo tiempo implica un reto en la educación para su uso adecuado, ya que debe servir para generar una conciencia crítica, que discierna entre lo falso y lo verdadero, lo bueno y lo malo. Es una labor que deben impulsar los padres en sus hijos, los educadores en sus pupilos.
Para concluir su mensaje, el Papa Francisco enfatizó:
“Mi oración al comienzo del nuevo año es que el rápido desarrollo de formas de inteligencia artificial no aumente las ya numerosas desigualdades e injusticias presentes en el mundo, sino que ayude a poner fin a las guerras y los conflictos, y a aliviar tantas formas de sufrimiento que afectan a la familia humana. Que los fieles cristianos, los creyentes de distintas religiones y los hombres y mujeres de buena voluntad puedan colaborar en armonía para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea la revolución digital, y dejar a las generaciones futuras un mundo más solidario, justo y pacífico.”
Cada uno de nosotros, desde el ámbito que nos corresponde, podemos colaborar para que las bondades de la inteligencia artificial sean un instrumento para la paz social.
Phillip H. Brubeck G.
