Peregrinación

Peregrinación

Un día me encontraba entre prosas, versos y musas. Escuché a lo lejos, trompetas y bombos de distintas bandas, todas practicando en distintas partes del pueblo, en cuanto comenzaba a bajar el sol sobre el Horizonte.

Llego el día del Patrono.

Se sentía el son de los tambores y trompetas hasta los cerros aledaños. Llegando a casa escuché una de esas voces que me hacen creer en esas ideas que desatan tormentosas locuras.

Me dije a mi mismo:

–Qué voy hacer solo este fin de semana acá en casa –aunque mis pasos tenían otro destino en ese instante, me bañé, di comida a Francis, mi mascota, y me fui a mi primer destino.

Allá llegue, como están los amigos, estaban poniendo algunas carnes al fuego, me ofrecieron una chela y unos cigarros de esos que florecen en La Pachamama, en ese momento no me apetecía nada, sé que mi primer destino no era para esa hora, despidiéndome, tenía otra diligencia que me estaba esperando.

Salí de ese lugar con la férrea convicción de que la idea que había tenido en casa era la correcta.

Llegando a la esquina, volví a escuchar el estruendo de los tambores y su melódico compás, entre más me acercaba a la plaza donde se encuentra la capilla del puerto de Huasco, que alumbra al viajero por tierra o por mar. Las comparsas ya se habían alineado partiendo un momento antes detrás de su insigne benefactor

A su peregrinación se sumaban, diableadas, bellas princesas, algunas vestidas de uniforme negro y rojos con dorados botones y en otras cofradías, ¡sus ropas eran de múltiples colores!

Mostrando sus atributos hacia la fe en esta peregrinación que el patrono guiaba más adelante, terminaron de pasar los danzarines y solo aplausos se escucharon, muchos se devolvieron a sus hogares otros siguieron a las comparsas.

No quería devolverme. Pensé otra vez:

–¿Encontraré a San Pedro más arriba?

Mi destino hizo que mis pies comenzaran a subir las calles del puerto, acompañando a sus músicos y bailarines, trombones, tubas, flautas y pitos, eran los sonidos que guiaban la marcha.

Cómo describir la sensación de aquella peregrinación con su colorido majestuoso, que es conducida por la fe del habitante, sus frutos los da la mar.

Entre comparsas que resoplaban, quedo a la iluminación del farol del alumbrado público, donde venía subiendo una escuela de gitanas danzando, la gitanilla pequeña no tendría más de cinco años y la anciana sobrepasaba la edad de un adulto mayor, vestimentas preciosas, gitanas danzaban.

Eran dos extremos en generaciones con la enseñanza de las tradiciones honrando a San Pedro.

Continué más arriba, al pasar sobre la vía férrea encontré iluminado el camino por velas encendidas, sentadas en arena, dentro de bolsas de papel , sentía que ya estaba cerca del Patrono.

Los caporales danzando a esas bellas luciérnagas que son sus compañeras, con sus hermosas sonrisas pintadas por sus labios, invitando a su compañero a demostrar si es ganador de un presente…

Ya se escuchaban los cantos y alabanzas, entonadas por los feligreses, cuando a corta distancia de la barca y la imagen de San Pedro Pescador me encontraba, cuando una feligresa que caminaba a mi costado izquierdo me entregó un coche con una guagua, giré mi cabeza y al lado mío iba acompañándome una hermosa mujer con otro coche y un bebé.

–¿Esto será por seguir a San Pedro?

Mientras las hermanas cantaban “Venid con flores a María, que reina es”, seguía con los coches y esposa nueva, luego de una cuadra llegó la dueña del coche y la dama que venía al mi lado:

–Vieras con qué suavidad traía el coche donde venía el niño.

Seguí más adelante y una persona que llevaba la barca al parecer se había malogrado en su salud, acercándome, mientras la procesión se había detenido, para ayudarle, hicimos cambiar puestos, y quedé con la barca de San Pedro en mi hombro derecho, caminando por esa larga calle hasta su albergue esa noche, la capilla vestida de blanco y colonial con hermosas flores adornada. El último de la barca fue el primero que entró en esa jornada a la iglesia, esperando ver las comparsas, y las ofrendas entregadas, luego al dejar a San Pedro en su sitio:

–¿Puedo venir mañana a ayudarles? –les pregunté a las personas encargadas.

–Sí –me dijeron.

De esa manera llegué al otro día a la iglesia, después de la misa entramos a buscar la imagen del Patrono San Pedro y me tocó el honor de salir adelante encabezando la peregrinación del patrono, con la barca en mi hombro izquierdo, las cosas de vida nos conducen por misteriosos caminos ayer estaba al final y hoy voy de cabecera.

Comenzó nuestro viaje, la primera comparsa dando sus bendiciones a paso lento para que nadie del pueblo se quedara sin ella, al poco recorrer en el astillero de lanchas los primeros frutos fueron puestos en la proa de la barca, dos congrios muy colosales colgaban junto a mí en ese instante, el pueblo se había volcado a las calles, todo el mundo esperaba ver pasar la procesión con sus luces multicolores y sus melodías acompañándoles.

Al llegar a un altar en el camino, dos piezas de atún, con la bendición llegaron a la barca de San Pedro, era una noche de algarabía y danzas de caporales y diableadas, más allá en la plaza nos esperaba la iglesia con las puertas abiertas, para las promesas y tributos de esa noche, a los asistentes de esta hermosa fiesta religiosa en el Norte de Chile, entre cantos y danzas, esa noche se hacía mañana.

A medio día comenzó el camino de san Pedro hacia el puerto, con sus sallas folclóricas, y con el obispo de la comunidad encabezando la liturgia.

Vi un compañero desfallecer y ahí estaba otra vez llevando la barca del patrono, llegamos a puerto y fue embarcada en la goleta, acompañada de lanchas multicolores a través de las azules aguas del mar. Vuelto a tierra, con los músicos gozando y bailando de alegría, a la iglesia lo fuimos a cobijar.

Al poco rato se manifestó un contraste con el día soleado que habíamos tenido antes, al paso de las comparsas, se volvió una tarde invernal y de una camanchaca mojadora.

Al otro día el muelle estaba rebosante de pescados de todas clases, esa es la fe que brota para hacer una petición, cuando el pueblo entero va a una peregrinación.

René Julio Milla Auger.

You may also like this

17 octubre 2024

Entre negro y rosa; no tan gris, por favor

<!-- wp:heading --> <h2 class="wp-block-heading">Entre negro y rosa; no tan gris, por favor</h2> <!-- /wp:heading -->

admin
27 agosto 2024

Don Mario el Pele de los Teñidos

<!-- wp:heading --> <h2 class="wp-block-heading">Don Mario el Pele de los Teñidos</h2> <!-- /wp:heading --> <!-

admin
12 mayo 2024

Carta de mi madre

<!-- wp:heading --> <h2 class="wp-block-heading">Carta de mi Madre.</h2> <!-- /wp:heading --> <!-- wp:paragraph

admin

Leave Comment