Deposito mi corazón.
Te guardaré en mi regazo
como el tesoro más preciado,
escondido en mi corazón
donde el olvido no existe.
Cantaré para arrullarte
una canción de cuna,
así te duermes entre mis brazos.
Beberás de mis labios la dulce miel,
como el agua del rocío gota a gota.
Dejaré la puerta abierta por si quieres
entrar a conocer mi alma
y a la soledad
le diré que no hay lugar para ella,
que siga su camino…
Edith Carballo.