DIÁLOGO.
Venían de distintos horizontes
se cruzaron alguna vez en el camino,
curiosidad y desconfianza en las miradas.
En silencio sopesaron apariencias
y el primer sonido bucal,
fue tal vez gruñido.
Un ruido in modulado e impreciso
reforzado por gestos de manos
amistosas.
Desde entonces conversamos,
dialogamos, platicamos.
Somos contertulios, locu-escuchas,
corresponsales, remitentes,
charlistas de cuarta,
chismosos, chamuyantes.
Hemos creado
centenares de idiomas,
unos más dulces, otros más ásperos.
Pero siempre nacidos con la intención
del amor, de la amistad,
decididamente para ser mejores.
Nuestro pensamiento, nuestra psique elemental
apenas armados con imágenes,
odores y sonidos
de las cosas necesarias y cercanas,
encontró en el lenguaje, en las palabras,
la mágica palanca del gran conocimiento
incluso, la posibilidad de abstraerse
de lo distante, lo pasado o lo por venir.
Desde entonces insultamos,
blasfemamos, calumniamos, maldecimos,
escribimos improperios en los baños.
Hablamos mal y pronto,
¡decimos cada cosa!
Somos lengua larga,
insidiosos de la difamación y del dicterio.
Boca- sucias, mal hablados.
Sin embargo….
Lo conversamos, lo discutimos,
porque, hablando se entiende la gente.
Aquel gruñido inicial
al igual que el primer grito
originado en la alegría
o el espanto.
Aquel sonido bucal
In modulado e impreciso
fue el comienzo del lenguaje,
la civilización y la libertad
que hoy podríamos
por ejemplo aprovechar
para decir….Las palabras más amables,
expresar las más profundas ideas,
darle por fin a nuestra voz
su definitiva dimensión humana.
Avelino.
Del libro “Juguemos a la vida”.