En este laberinto de la vida.
En este laberinto de la vida,
veo a mi amada princesa,
la veo y provoca abrazarla,
le veo, fugaz entre la brisa,
me esquiva,
mi corazón es frágil y se ablanda,
su risa me cautiva,
me hace prisionero,
se va poco a poco,
mi alma se vuelve más solitaria,
una lágrima quiere salir
de mis adentros, de mi oscuridad,
se va caminando entre los mares,
le veo desde lo lejos,
a veces no sé qué me pasa,
cuando está cerca de mí,
suenan campanas dentro de mi ser.
Señor, ayúdame a llevar
mi velero a otros rumbos,
donde no sufra mi corazón
ante tanta agonía.
José Argenis Peña Salcedo.
Venezuela.