ESPACIO DE CAFÉ
Observo desde la silla del café
el tránsito fluido
de la mañana sabatina.
El ir y venir peatonal,
embelesa mis ojos,
múltiple es la tez dérmica
de los que van pasando
a ritmos sin compás.
Fijo mis pupilas en algunos,
mueven el cabello las damas,
las de lacia melena,
otras,
las más atrevidas
contonean sus caderas,
deleitando miradas
y causando envidia,
en las que quieren y no se atreven,
a despertar pasiones humanas
de deseos sacrílegos,
en este mundo,
sintetizado
en el espacio de este café.
Pablo Quintero Rodríguez.