Astillas.

Había olor a tierra al abrir la ventana,

un reflejo de luz cuando ya no existía,

en la nostalgia que pronto pregunta.

Cierro los ojos para no sondear las manos,

ni más desnuda la angustia que llevo

temblándome la sangre

cuando no fuimos.

La nostalgia que insiste de mi verso

vacío, de un naufragio de auroras que no existen,

arranca de mi pecho como un designio herido.

A veces pienso qué habrá dentro de mí,

sólo quiero que vuelvas a mis cauces

y que nunca desertes del envés de mi cielo.

José Manuel Fernández Febles.

Zaragoza, Septiembre de 2015