LUNA DE OCTUBRE.
Nací de madrugada un mes de octubre
sin aviso, con prisa. Era mi madre
una rosa encendida que se abría,
y la aurora despierta me esperaba.
Venus brillaba en todo su esplendor
y dormían los campos amarillos
bajo las suaves lluvias del otoño.
El levante era brisa en la ventana,
apenas un susurro perfumado,
y la mar un latido, solo un sueño.
Un perfume de sal y de violetas,
despertó para siempre mis sentidos.
Es tan fácil amar la tierra dulce,
la tierra que es tu cuna y es amparo…
El día amaneció lleno de júbilo
-para las almas bellas todo es bello-
en las palabras tiernas de mi padre,
en sus besos de amor, besos y lágrimas.
Desde esa madrugada, sin descanso,
este ser al revés es lo que soy.
María García Romero.
People Comments (2)
Encarna Martínez Oliveras octubre 20, 2017 at 10:10 am
María, me ha encantado tu poema. Íntimo, personal, abierto… Transmite vida y silencio.
Un abrazo
admin octubre 20, 2017 at 7:28 pm
Maravilloso como una luna de octubre.