Luna
¡Qué inalcanzable la dama sagrada!
La niña, abochornada por el oro,
irrumpe en la penumbra sin decoro
en busca del misterio de la Nada.
Es iris contra iris la cruzada.
De plata y azabache es su tesoro;
sus perlas las que brillan en el coro
que canta a la mujer engalanada.
Si alcanzara, con la mano tendida,
a acariciar el blanco de su tez;
si de su luz yo me quedara henchida
y esa armonía perpetua de vida
en mí prendiera con su placidez…
¡Mortal!: será riqueza inmerecida.
Encarna Martínez Oliveras.
[La Niña]
La niña
irrumpe de plata y azabache
en la penumbra
con la mano tendida
hacia la Luna
La niña
engalanada
de luz
y de armonía
La niña
en misterio
que
canta
y canta
La niña
en la
penumbra
La niña
con la
Luna
de plata
y armonía
Vicente López-Ibor Mayor.
Del libro: “Zarpar [Sonetos rotos]”.