Madre
Tiene las manos frías y en los ojos
la luz se ha detenido,
no late el corazón y es nácar puro
su piel color de rosa.
Los síntomas son claros,
pero yo me resisto a descifrar
el último acertijo que la vida
ha puesto en sus pestañas.
Doy vueltas y más vueltas cada noche
a las palabras últimas
repletas de caricias,
esas que sólo dicen quienes saben
lo que hay que saber:
aprende del amor, pequeña mía.
Nieves Álvarez Martín.
Del libro «Los íntimos secretos de la voz»
Premio Nicolás del Hierro.