NUESTROS PASOS AÚN DEAMBULAN
Pasa la luna por un cielo sin nubes, algunas sombras extienden en silencio las alas y se posan sobre ramas largas y ondulantes.
Desde los cerros el ulular constante de búhos ancestrales y nostálgicos cruza también por el nocturno cielo.
En los adobes
de una casa ruinosa
susurra el viento.
Nuestros pasos aún deambulan por el camino de cañas delgadas y sensuales, hasta llegar a la mansa corriente del riachuelo. Se despiertan los besos que brotaron en un caudal sin freno bajo la sombra del viejo álamo.
Sombra desnuda
se pierde en la memoria
y se eterniza.
El alba asoma, la niebla se eleva en la montaña, cubren sus blancas cortinas todo atisbo de canto y alas impacientes. Vuelve el eco de labios insomnes a despertar las gotas de rocío…
Al estallar las luces dos siluetas fugaces se separan.
Hunde la hierba
el peso de las sombras
que se acarician.
Everardo Antonio Torres González.