PENSANDO DE MADRUGADA
Madrugada de frío
post carnestolenda y opaca.
Poso mis pies en la calzada,
avanzo y pienso.
Escucho al vendedor de café.
Otro, más lejano
oferta avena y fororo.
Son vendedores ambulantes,
en una ciudad venida a pueblo.
Manos desaseadas y uñas negras,
cabello grasiento y despeinado.
¡Eso es el aliño!
decía un amigo víctima del hambre,
caminan la ciudad
vendiendo sus guarapos,
tres niños acurrucados en un rincón,
¿dónde pasaron la noche?,
durmieron en el arrullo,
del concierto intestinal,
hijos de la Patria,
de Pedro, Juan y José.
¿Dónde estarán esos padres?
¿Y la Patria?
Sólo sirvió como sus hijos,
para que alguien dijera
que eran sus retoños.
Sigo, caminando y pensando,
en la fría madrugada.
Pablo Quintero Rodríguez.