TUS MANOS
No son manos de oficina,
son de ladrillos y tierra.
Constructoras de familia
y de personas buenas
a pesar de las penurias…
¡ Niño que soñaba escuelas!
Yo bendigo hoy esas manos
encallecidas pero llenas
y sí daría mil vidas
por quedarme entre ellas.
Manos fuertes y tan limpias,
tan honradas como honestas.
No encuentro mejor cobijo,
dormir siempre allí quisiera.
Padre mío…
¡Qué haré cuando no las tenga!
Mayte González