PUNTO DE FUGA
Te quedarás dormido en cualquier banco
con un sueño de nanas por la boca;
nadie te pedirá las credenciales
y una alfombra de sal será el paisaje
desnudo de tu piel para la bruma.
La tarde posará sobre tus labios
la boca que ha de alzar tu último beso
y, al tiempo de partir, viejas gaviotas
del cielo prenderán su blanco luto.
Allí se amansará junto a tus venas
y el lúbrico latido de las horas,
la oscura irredención que siempre estuvo
buscándose de abrazo en tantos puertos.
Y en un rincón que acaso viva nadie
de algún lugar que nunca fue recuerdo,
tus versos quedarán… a contralabio
de tiempo amordazados e incompletos.
Juan José Alcolea.