SEGÚN EL ARQUITECTO REGINALD ELY, CAMBRIDGE 1.440
Lo más escurridizo
aparece por arte de milagro
en forma de incendio,
como si con un soplo
quizás un leve golpe de tejido
podamos deslucir
lo edificado tantas veces.
Junto a mí un papel
interminable
y entre ellos -más papeles-
y mi mano que duda,
vacila:
¿amarillo, carmín,
azul,
naranja?
Apenas detenida
la intimidad desnuda
ante los ojos de quienes nos
observan luchar con los
vocablos.
Los dibujos nos hacen,
somos sus víctimas.
En lugar de vidrieras,
tenemos el espacio que se parece
al cielo.
Fernando Fiestas.