SENTÍ CRECER EL FUEGO
Sentí crecer el fuego en la mirada
en el oscuro patio vi la luna
sin el halo sutil una por una
quedaron las estrellas apagadas.
El fuego se propaga en llamaradas
que incendian los latidos en el pecho
la sombra de nostalgia y el estrecho
sendero en nuestras vidas extasiadas.
La luz se difumina en la ventana
se pierde en los rincones del librero
en el agua turquesa del florero
en el silencio azul de la mañana
en la broncínea voz de la campana
en la voz que se pierde en un: “te quiero”.
Everardo Antonio Torres González.