Viejo sofá.
Despiertan mis huesos
en el viejo sofá
que ha sido testigo mudo
de aventuras y desventuras.
Ya destruido por el tiempo,
por el uso,
anticuario candidato
para ocupar un espacio callejero.
Diste tu vida bajo glúteos,
conocidos y por conocer,
por ti pasaron sedentes cuerpos.
Otros en postura horizontal,
viejo sillón,
de sala de recibo,
hoy te veo en silencio,
madrugada de sobriedad,
alejando recuerdos,
de mi memoria intranquila,
vetusto mueble,
mudo testigo.
De historias incontables.
Pablo Quintero Rodríguez.