EN LAS CORTINAS
En las cortinas, azules y etéreas, ha llegado la noche sin zapatos, sin voz, o al menos en silencio. Alcanza su sombra el ala del sombrero, tirado en la cama, que también evade toda luz, todo sonido, todo recuerdo que penetre su mirada.
En las cortinas, el eco de lluvia semeja una serpiente, que baja por mi cuerpo, evanescente, enrosca el suyo en una sombra que se esconde bajo la planta de mis pies y sutilmente alarga los colmillos de la noche.
En esta soledad, sin miramiento, se funden los segundos y los días, el tañido del sol cuando agoniza y el otoño en el pico de los pájaros; se alarga el sabor de las manzanas y el aroma agónico del alba.
En este oasis, de labios trasnochados, el espejo desdobla la desnuda soledad de las cortinas… azules etéreas, tan llenas del sin ti, que nutre la serpiente y el silencio.
Everardo Antonio Torres González.