LOS ININVASARES
De una nave espacial descendía la raza de los Ininvasares. Venían tras los humanos con sus máquinas voladoras para arrancarles la piel y dejarlos vivos, con todo nuestro aparato sanguíneo, al descubierto con lo que significa sentir el impulso nervioso llenando todo su ser de dolor, espasmos y sentimientos inimaginables. ¡Esta raza que recién ha llegado al planeta nos creó esa tortura llena de dolor! Algunas personas se quitaban la vida por lo que sentían, un agudo e intenso impulso que procedía desde dentro, ojos desencajados, fuera de sus órbitas, con todos los órganos expuestos a la contaminación.
Los alienígenas, arribaron al planeta, al tiempo que nuestro ecosistema lo habíamos destruido. Encontraron el hábitat perfecto para desarrollar su civilización, que estaba en esos instantes siendo transportada por el espacio años luz. Crearon un sistema por intermedio de la energía psicoquinetica, sumada al desarrollo de energía gravitatoria con las cuales habían desarrollado túneles cuánticos, unido al concepto que ellos tenían y manejaban: “El espacio es solo una nada”. De esta manera navegar sin perderse en el espacio infinito tiene todas las posibilidades para poder llegar a un lugar tan lejano, dentro de un sistema solar a la orilla de una constelación de estrellas, como lo es la Tierra.
La función de dejarnos sin piel es enseñar a la humanidad cómo le ha dolido a este planeta que lo destruyan, con los malos procedimientos antinaturales de gastar los recursos de la tierra por la avaricia desmedida de poseer los elementos preciosos que emanan de las entrañas de la madre naturaleza.
Muchas veces en esta confusión de fuegos y hielos que invade mi ser, miro el líquido vital correr por lo que es ahora mi cuerpo. He visto que la nación de los Ininvasares vive de nuestro desinterés por el planeta, por dejar de creer en la esperanza y la fe, esperando que la paz vuelva al contexto mundial de unificación, y la naturaleza, sea nuevamente reina de este planeta, pero no se puede, el ecosistema sufrió un daño irreversible.
Demostrando piedad desde su punto de vista, los alienígenas como los conocemos, hacen que la humanidad tenga que pasar lo que deba sentir, por la monstruosidad que hicimos en nuestro hogar que nos cobijaba.
Ahora me encuentro detenido en un limbo de flamas saliendo de mi cuerpo con horripilante dolor, subo y bajo como en un ascensor.
La madre naturaleza observa y dice: ¡No puedo hacer nada!, los que podían hacer algo eran ustedes, la humanidad y nunca escucharos a la mar, al aire, la tierra, los lagos y seres vivientes, tanto plantas como animales terrestres y marinos los cuales se encontraban en sus respectivos hábitat.
Dice la Pacha Mama: Los que puedan busquen refugio, los demás sufran por la contaminación del planeta tarde o temprano, la raza invasora se adueñará de todo lo existente en esta tierra.
Cansada y a punto de fallecer por todos los dolores y sufrimientos, que pasábamos al estar desnudos sin nuestra piel, aparecía una luz iridiscente que calmaba la sensación de angustia. De esta manera nos mantienen con vida como si los Ininvasares supieran que haríamos con nuestro organismo, desde que, nos despojaron de nuestro vestido natural. Así nos mantienen en el dolor del hielo que quema más que la flama de una hoguera, emanada de nuestros cuerpos para hacerse mil pedazos, en un segundo, renaciendo en un aceite hirviendo que nunca termina de consumir mi cuerpo y esa llama anaranjada recordándome que he vuelto al dolor de la infinita flama por haberme, portado mal con el ecosistema de mi planeta.
Este karma o destino nosotros mismos lo provocamos con la ingratitud a quien nos cobijaba y tenemos que pagarlo de esta manera. No sé, si estoy soñando, lo que vivo a diario. ¡Es noche o día, he perdido la noción del tiempo y el espacio!
Entre cardos, mi cuerpo se enreda en un campo de flores espinosas que no me dejan pasar enganchándose en los nervios y tendones que se encuentran al aire, haciendo saltar de mis ojos, lágrimas.
¿Hasta dónde aguantare este dolor, que cada día aumenta más? Ya no resisto y los Ininvasares siguen haciendo existir a la raza humana, sin dejar que muera para que sientan lo realizado al ecosistema que se ha convertido en llamas y hielo de un infierno el cual nosotros mismos creamos.
¡Con todas esas voces quejándose de sufrimiento, hacen eco en mi cuerpo, sintiendo el desgarro de los demás seres humanos, no me queda otra, que ponerme a gritar!
René Milla Auger.
Chile.
