LOS RECUERDOS.
Los recuerdos son aves que nos cantan el pasado, sus melodías nos llegan al corazón con aquello que guardaron como lo más relevante en su momento, a veces, sus trinos son melancólicos, nos contagian, nos atrapan para mantenernos ahí con la misma triste melodía, una y otra vez, con muy ligeras variaciones del mismo tema. No dejan escuchar el canto de esta primavera en cuarentena para ver nacer el alba en tu ventana.
Como quisiera tener una palabra de aliento para el amigo, decirle que la tristeza solo ocupa temporalmente una habitación del alma, es pasajera, pues siempre sigue su viaje para dejar a la nueva inquilina ese cuarto preparado, dejarlo listo para cuando regrese la armonía del alma acompañada de la tranquilidad.
Hoy, en el encierro obligado, el silencio se hace, nos mete a la profundidad del ser, por esos caminos intrincados, donde las aves buscan el camino adecuado entre las paredes de cristal del laberinto. Una de ellas, paciente se ha posado en la rama de la poesía, su canto apenas se escucha por el fuerte volumen del escándalo de las chachalacas que lloran los pesares de antaño. Solo un oído fino, dispuesto a percibir la belleza, es capaz de concentrarse por completo, acallar todo cuanto estorba para escuchar la belleza de la alegría sosegada del alma tranquila, y la fortalece para cantar lo mejor de cuanto le rodea, sacando el color, el brillo de los muros oscuros.
Las nubes buscan opacar la belleza de la palabra al anochecer, la oscuridad amaga ocultar todo. No en balde las contrariedades nos asaltan, especialmente cuando más confiados nos encontramos, se llevan todo, cuanto más necesitamos, los bienes indispensables, la fe en las personas. Nos arrastran a las simas de los barrancos, la negrura de las profundidades marinas. Dejamos de creer en el amor, en la bondad del ser humano.
No hermano, no hagas casos de esos lamentos del pasado, deja renazca en ti la vitalidad del poeta, el canto a la vida con lo mejor del pasado, que las letras te revitalicen, te den la fuerza para gozar de tu presente sin importar lo arduo de las circunstancias, que sean la base de un futuro cada día mejor.
Poeta, deja tu canto libre a los cuatro vientos, para que traspasen puertas y ventanas, paredes de cuarentena y todo mundo lo escuche con su mensaje de esperanza, como la Oda a la Alegría de Schiller con las notas de Beethoven, porque después del llanto de la pandemia, un mundo nuevo amanecerá para la humanidad.
Phillip H. Brubeck G.