LA VIDA DE A DOS.
A la vida se llega solo, desde el vientre de la madre,
no sabiendo los destinos que la vida nos depare.
En cada etapa se agrupan las amistades, se quedan, se van.
Olvidos y recuerdos de tiempos pasajeros.
Apuntan discusiones que se olvidan con el tiempo.
En la soledad de alguna parte, se piensa vivir la vida
sin una mano que acaricie las penas y el llanto.
Cerrar las puertas del amor, sin oportunidades
de una mirada que desvista el ser interior.
Cerrado aunque brillara el sol, por olvidos,
sintiendo que nadie te mira con candor.
Una tarde, sin apuros, sin palabras, sin abrazarnos.
La vida encendió la luz, para olvidar el llanto.
Sentir que se despiertan las miradas, sentado.
Descubro que la vida junto a tu mirada ha llegado.
Sentir que los días, se volvieron alegría.
Sentir que despertar con tu recuerdo es fantasía.
Sentir que de a dos, se viven los mejores momentos.
Soy feliz sin mentiras y lo vivo a concho mis días.
Has llegado a darle sentido a los tiempos,
que olvidé repitiendo que la vida no tenía cabida,
en los tiempos que la soledad fue mi compañía.
Cada nuevo día, es un regalo que me da plena alegría,
tu mano firme y fría, llena de ternuras, acuna las penas mías,
despiertas sueños de ser mi primer amor
que llena pensamientos, tiempos y fantasías.
De a dos es caminar sin prisas, que el tiempo es mezquino
cuando llega la noche y debemos emprender la huida.
La vida de a dos es el mejor regalo que llena mis días.
Moisés Jorquera Vivanco.
Del libro: De a dos.