Locura y Amor.
Esa noche de luna se había escapado el amor en un carruaje con caballos blancos de espuma, el conductor era un viejo de cabello largo, entre gris y amarillo, lo apodaban: Locura. Se internaron en el espeso bosque, reinaba el silencio y la paz. Los animales que allí vivían despertaron por el ruido emitido por las ruedas de la vieja carreta y los gritos espantosos que lanzaba Locura.
–Me he enamorado, me he enamorado –gritaba a todo pulmón.
Asombrados estaban los animales de aquel espectáculo que veían sus ojos. Locura tenía en sus fuertes brazos el frágil y esbelto cuerpo del Amor y le besaba sus tiernos labios. De pronto Locura recostó en el asiento a aquella bella princesa y se dirigió al centro del bosque, y miró hacia el cielo, buscando los ojos de la luna y volvió a gritar:
–Me he enamorado, me he enamorado.
Desde lo alto de un árbol, el loro quien observaba lo que estaba pasando, le comentó a su amigo el búho lo siguiente:
–Esto es increíble, ese tipo quien grita tan horrible, con ese cabello largo y tan viejo tenga como novia a esa doncella tan hermosa –dijo el confundido loro.
El búho, por ser tan inteligente y con esos ojos tan grandes, respondió al inocente loro.
–Desde aquí puedo captar la realidad que tú desconoces, observa bien, su novia llamada Amor, es ciega, no tiene ojos, no lo puede mirar. Ella ciega, es el Amor, y cuando otro humano se encuentra con ellos, ese triste humano se contamina de esa alegría, le entra la locura y se enferma de amor. De ahí encuentras tantos humanos encerrados en estos círculos de Alegría, Amor y Locura. Se vuelven ciegos y su razón es sumergida por el sentimiento tan hermoso que han sentido. En otros tiempos se culpaba a un niño con un arco y una flecha llamado cupido, ahí están las historias.
Eso respondió, sabiamente el búho.
Allá en el fondo del paisaje nocturno, Locura seguía besando y diciéndole palabras bonitas al Amor.
José Argenis Peña Salcedo.
