Conversé aquella
Conversé aquella con tus fantasmas
con balbuceos
y palabras mal sonantes
la reflexión trituró los esquemas.
Esa no fue una charla agradable
la luna se peló por los callejones
y las nubes dispusieron de las dudas.
No eran fantasmas de piel ajena
o de sábanas mojadas de infortunios.
¡Na!
Eran los típicos terrores de la falsa duda.
¡Si!
Entes constipados y gargajientos
dueños de sus tus falsas dudas.
Conversé con los poemas descarrilados
interpuestos entre la tinta y la libreta.
No había fantasmas en las notas sueltas,
no encontré una sombra en las dudas.
Eras como te dije
fantasmas con todas las letras.
Otrora funcionaron como pesadillas,
otras veces
como dolores de espalda
amarga boca seca
seca/soledad/socia de la mentira.
A las pocas horas
angustia
por la falta de respuestas.
Los fantasmas no confiesas los horrores de las noches
son entes sin memoria
esencia hiriente
para fustigar
a deshoras.
Conversé con tus fantasmas
poeta.
Tuvimos en cuenta tu inventario
de cosas no hechas.
Poeta
en tu mesas hay cachivaches
historias en el desierto
vidas huecas
basura y fritangas
frías
moscas muertas.
Ayer
hoy
mañana
los fantasmas son:
Hablantes de las cosas no ciertas,
de los sueños intranquilos,
sinrazones
malas cosas
puertas
vacíos
hojarasca pegada a una historia
de mujeres indiscretas.
Por la mañana
bebimos café
recibos al sol
y los fantasmas
barrieron tus temores
y se fueron
sin buscar reyerta.
Poeta
los fantasmas se fueron:
abre el corazón
cambia la casa
pinta de colores
las miles de puertas.
Yamel Rodríguez Castañeda.
