Día del niño.
Correr tras una rueda o un balón
los niños de antes no olvidan el ayer
cantando canciones a media
pero felices arrimados a los árboles
como si sus brazos fueran alas que les llevan
hasta las alturas del sueño que se inventó.
Un niño, bajo el puente no olvida sonreír
deambula entre calles polvorientas
comprendiendo que el sol su cuerpo
en algún momento abrigó.
Aunque en noches de lluvia el frío
hasta sus huesos en dolores doblegó.
Quién no ha sonreído con sus diabluras
y ha llorado al ver sus pies descalzos.
La vida cambia pero los niños siguen siendo
los suspiros de la imaginación.
El consuelo de una pena que con ternura
entre los abrazos una lágrima olvidó.
Que no se cierren los parques,
los niños han de volar libres.
Es la tarde que los reúne en juegos
sin compromisos, sin deslealtad
comprenden que su mundo imaginario
se vuelve real en cualquier momento, en paz.
Lloran los dolores al mirarles en pobreza
sin que las caricias alivian sus penas al atardecer.
durmiendo entre harapos porque la vida
a veces distancia las alegrías y el dolor
abrigan siempre sus sonrisas aunque les falte el pan.
Ruedan lágrimas de angustias en las miradas
no hay consuelo al verles llorar.
felicidad ha de ser su destino, pero la vida
no entrega la fortuna con la misma igualdad.
Moisés Jorquera Vivanco.