EL DIARIO DE MAÑANA.
A Lucy Mercy Jolie
Como un largo arco iris, tú en un extremo,
yo en otro, leyendo el diario de mañana
con cicatrices de hoy.
Y llueve.
Encaneció el sueño esperando saber
si al final de mi marea existía un tiempo renovador
para el mismo pan de cada día,
pero ya no es abril en la esperanza
ni baja el ángel custodio
a sentar su mano en la celeste ausencia
que con su potestad consuela.
Preciso la generosidad que no se borra,
la que va dejando un goteo piadoso de afecto,
alegrar un día de mi ciego mundo,
oler a niño, cuando la ilusión era la arquitectura
de una nueva vida.
Hoy necesito renacer y sonreír sin la desolación
de mi fuego último.
Preciso una marea acompañado de regresos
dadivosos, dando golpes de madrugadas,
sin incertidumbres, inundando la sombra
derramada sobre la palabra que te entrego
sacrificada de cansancio.
Aún llueve y un luminoso relámpago
muerde en la ventana desierta
la oscuridad de mis sueños.
José Manuel F. Febles.