AL FINAL DE CADA NOCHE
Ella es el rostro que nunca podré olvidar.
Dime, ahora quien me va a besar
cuando vaya a dormir, con una soga al cuello
que en el vacío muere.
En mi destierro vivo mirando
la extraviada pared dentro de mis ojos,
y no espero un regreso de nubes
donde bajes en vertical de luz
con sombra en tus palabras.
Qué tristeza tan grande es tu recuerdo
más allá de ese sueño que no llega
ardiendo cada noche en la almohada.
Qué amargo es deshacer cada camino
enredado en mi sangre con tu nombre,
desértico nocturno de mis ríos.
José Manuel F. Febles.
People Comments (1)
Encarna Martínez Oliveras mayo 29, 2018 at 7:52 am
Gracias por tu poema. Es triste, pero se vive en él la ausencia, la soledad, la pérdida. En pocos versos creo que queda bien definido el sentimiento del poeta.
Un saludo