HUBO UN POETA.
Hubo un poeta…
que escribía a las rosas
sentenciado por las voces a la hoguera
por vestir de rocío las madrugadas
por hacer un jardín de la basura
por tener en el pelo una gaviota
por besar al otoño suavemente
por llevar una estrella en la mirada.
Hubo un poeta…
condenado a vivir en los ocasos
por servir de consuelo a la miseria
y vestir a la luna de colores
con caricias de lluvia desvelada
con el vuelo de pájaros insomnes
con el canto de peces y sirenas
con el polvo en los pies y saltamontes
anidando en el ala del sombrero
condenado al azul de una acuarela
por amar la pereza de su amante
la ventana
el dintel
la muerte eterna.
Hubo un poeta…
desgarrado con tantas cimitarras
con camisa de amar lo que nos duele
con las manos sangrantes de palomas
con un dejo de Tántalo en el alma
con un verso que ofende a la academia
con sonrisa de hierba en la galaxia
aromado de sándalo y distancia
en la noche de otoño hubo un poeta
que se pierde en un tiempo de cigarras.
Everardo Antonio Torres González.