INMIGRANTE
Cada gota de sangre
que derramó tu cuerpo herido
nutrió la tierra nueva
en aquellas madrugadas.
La humedad de tu sudor
fertilizó ampliamente
el humus de tus sueños
en el nuevo horizonte.
Tus lágrimas saladas
completando los rincones
fortalecieron el espíritu dolido
por el desgarro de la nostalgia
y yo, carne de tu carne,
semilla de tus cosechas
llevo marcado en mi alma
el eterno amor por tus fuentes…
Antonia Russo.