Leo, temprano.
Leo, temprano,
líneas escritas y adoloridas,
de querencia y arrepentimiento,
de confesión y acuse,
no soy culpable de ello,
escribo en el plano corpóreo
de esta tierra de gracia,
quiero y querré
en minucia y en grandeza,
aprendí a no envolver mi alma,
en un amor que impone,
aquí estoy,
en la montaña de la vida,
mirando las planicies bajas,
mientras te pienso,
en el cariño y amor de carne,
que el diccionario del amor,
no define ni siente.
Pablo Quintero Rodríguez.
Del libro “Entre mis manos”.