NOCHE A SOLAS
Anoche hablé con la muerte,
donde voy a dotar mi próximo destino,
que me ofrece un abierto pasado
para una madrugada de silencios.
Siempre queda el recuerdo doliente
bajo el último sol de una tarde que llora
Julia, para mí,
la muerte es soportar tus labios marchitos
en un rostro que fue.
La muerte es un disfraz que no entendemos,
que nos late en la piel con su propia locura.
Es un pulsado sueño para arrasar albas
sin nosotros.
Quisiera que estos pobres versos
puedan ahondar en la palabra herida,
y estuvieran presentes en mi sana memoria,
cómplice de la vida que se aleja.
Puedo decir que estoy solo en la vida
y hago mío el dolor de mi poema.
Elaboro mis fuentes como obrero
y envuelvo en mi zozobra la tristeza,
los gritos que hacia el cielo me despiden
para ofrecer a Dios mis pobres manos.
José Manuel F. Febles.
España.