PALABRAS VACÍAS.
Un sollozo murmuró
al latido preguntándole:
¿Por qué sangra tu alma?
¿Por qué tu corazón ya no quiere latir?
Las manos están atadas
y los pies hundidos
en un estanque de mentiras.
El dolor es la túnica
que congela los huesos
y la espina,
el bolígrafo que escribe su historia.
La niebla: espiral que encripta
el sendero cruel
ante las pupilas ciegas.
Los pies ya no pueden
dar un paso más.
Se han quedado paralizados
ante la impotencia.
No hay salida.
Es un laberinto de palabras vacías.
Las puertas se han marchado
y la luz…
¿En qué instante la luz dejó de existir?
¿Alguna vez existió?
Existió en el sueño de una mente
que creía haber existido
y solo era un espectro.
Solo Dios sabe que la existencia
es un caos.
¿Hay todavía algo que rescatar?
¿Quedará aire para respirar?
Las horas perecieron en el libro
cuya página perdió
el verso que le dio vida.
Dejó de amar su existir
y la carne se fragmentó.
Ya no quedó señal de luz,
el brillo de la pupila
decidió marcharse al vacío
y el dolor por la soledad
devoró su corazón,
sin vuelta atrás.
Lucero Mercado.