LA LLUVIA
La lluvia resbala por la cara sucia
de las azoteas,
por la suave tarde
que sin prisa danza
y se desvanece;
tarde de silencio, de nostalgia y lluvia.
Sale sola y tímida
-detrás de las gotas- una estrella necia,
como nuestros labios cuando la nostalgia
los viste de sombra.
Claridad que acaba por beber la noche
y libera un canto
y el desnudo tiempo
y los besos calmos atados a un nudo
de lluvia incesante.
La lluvia resbala por las hojas secas
que cuentan historias
y lava el silencio
y la voz antigua que duerme en el patio.
Lava los pecados de una noche larga,
la media sonrisa que esconde el armario
y los ventanales que a veces nos miran
trasponer la puerta
de todos las noches
que guardan secretos;
que guardan miradas,
que guardan la lluvia
en viejos aljibes
y gota por gota
inundan el roce
de silencio y agua
de labios y senos.
Everardo Antonio Torres González.