RECUERDO.
Caí en el precipicio, fue mi vida
continuado abandono de mí mismo,
fue mi propia nostalgia.
He bordeado el barro de tu hechura
con una clara bóveda de afanes
al ras contemplativo del silencio.
Vivo en una certeza incuestionable
que pronuncia adjetivos, a una fecha,
que apedrea mi historia.
Te he querido
aunque en tus labios no broten sonrisas.
Ya muerta por palabras
están mis manos
para secar el llanto que perturban tus ojos.
¡Oh, Dios mío!,
cuando tu corazón pregunte a la memoria
te ha de arrancar del pasado, recuerdos
en un amanecer que grita en tu conciencia.
José Manuel F. Febles.
Del libro “Vivir sin olvidar”.