SOLO
Tu corazón ausente, lejos en la distancia,
esperando olvidar sus cicatrices,
llega como una sombra, deseo entre mis sueños.
Grita mi fe que vas a regresar
con tus manos delgadas, buscándome
en la quietud vencida de mi yo transparente.
Quiero enterrar la calma y marchar siempre aunados;
juncos de las riberas de dos ríos.
Soy quimera del hombre, preso de tu frescura,
que ha bajado a tu cielo en ardiente quietud,
y que protege en su alma intacto tu paisaje.
Yo que tan solo tengo muriéndose la noche,
que te llevo amarrada dentro de mis vocablos,
tú vuelas y no sé el atajo escogido.
Yo estoy solo, muy solo, al borde de la vida
y así me enfrento solo con mentiras piadosas.
José Manuel F. Febles.
Del libro “Vivir sin olvidar”.