UN DÍA DE ESOS.
Mañana,
a primera hora,
vendré.
Depositaré
al umbral de tu puerta
este ramo de corazón.
Échalo al basurero
si allí pusiste preso
mi amor.
Mañana,
a primera hora,
vendré.
A regalar tus oídos
el canto único
que exhala la locura
de los ángeles.
Mañana,
a mediodía,
vendrán
los músicos
a tocar el mvet.
Te acordarás los bailarines
de Akongo con su paso
acompasado.
Mañana,
al atardecer,
cuando el sol
a la tierra le dé
el último beso.
Tocaré a tu ventana
si tú y yo podemos cantar
al igual que el gallo y la gallina.
Y si se me ocurre olvidar,
que tu dulce mano
me enseñe el camino
adónde Morfeo
con una provisión
de besos y caricias.
Paul Atangana Atangana.