Niña mariposa
Niña mía, de alas trimbliriequeras,
tu figura menuda y sonriente camina
con tus mis amados pies llenos de viento,
brincas sin pisar las rayas que los hombres hacen
como evitando que algún hechizo te encarcele.
Tu cuerpecito, notas musicales tejidas de armonía
se entrega al viento y se hace sol y luna y mirto.
Tu sonrisa delicada deja salir secretos de hadas
que solo los ángeles escuchan y al cielo conmueven.
Te detienes y aguardas que la mariposa te espere,
como si fuera posible detener
el girar pesado del mundo,
o impedir las travesuras del niño viento
entre los colores del campo.
Pero ella, mariposa a fin de cuentas,
juguetona y libre, ingenua y pura,
mueve sus alas en oscilaciones de niña bulliciosa,
entonces tú mi mariposa traviesa
estremeces toda de alegría sorprendida,
como si las sonrisas no cupieran en tus hombros,
y corrieran a estrujarte el ombligo.
Las campanitas brincan de tu corazón a la mano
y la mariposa niña juega a esconderse
entre tus cabellos de diamantina y polvo de estrella.
Quisiera ser eterna flor donde posaras tus sonrisas,
ser toda ojos para vivirte voladora,
pero más quisiera que siempre tuvieras alas traveseadoras
y asiduamente música y hadas y cielo.
Mi mariposa niña de alas trimbiliqueras.
Flor Estrada.
