TIEMPOS DE ADVIENTO.
La nieve va en las nubes a lomos sobre el cierzo
por campos de cristales del ámbito invernal,
los árboles desnudos semejan ser raíces
inversas que del cielo la luz quiere libar.
Diciembre derramando sus hojas cual de estío
alcanza ya las cotas de enfermo terminal
y afila un almanaque de augurios y consejas
y va en el aire un cierto perfume inaugural.
Los niños ya perciben curiosos de noticia
que un barco de ilusiones apronta su arribar
y habitan en los puertos que arbola fantasía
ansiando ser grumetes y hacerse así a la mar.
Un eco que de oriente modula partituras
que van de invierno a invierno volviéndose a cantar
del palo de los vientos cual último vigía
derrama al aire un grito que dice: ¡NAVIDAAAAD!
Mas peces que, invisibles, calumnian argumentos
las calles van tejiendo de insomne impunidad
y al hueco donde habitan las almas infantiles
derraman cual reptiles su pócima infernal.
Dos miles ha y un año que Dios vino a la tierra,
y sólo un buey y un asno quisiéronle abrigar,
ni bancos ni comercios, bodegas ni turrones:
los míseros pastores, dos bestias y ¿quién más?
La cuna en que un Dios niño hiciera arquitectura
de Amor, los sacerdotes la toman de otro altar
que obsequian ebrios senos de hipócritas mentiras
y mórbidas turgencias de almíbar de maldad.
Mensajes de esperanza transidos de misterio
las ciegas multitudes los pisan sin mirar
y el niño que una Virgen parió como el Mesías
si ayer fue en Viernes Santo, hoy muere en Navidad.
Anuncios que deslumbran con haces amarillos
la luz que da la noche al hombre en su mirar
impiden a los ojos atónitos que observan
poder buscar estrellas que alumbren más allá.
¡Mirad este inmolario que traigo de La China!
¡El gozo indescriptible sin casi que pagar!
¡Mirad turgentes niñas con pechos de grosella!
¡Mirad sexos ambiguos!¡Mirad, mirad…,mirad!
¡Mirad mi escaparate!¡Mirad aquí, mirad!
¡Qué nadie mire al otro!¡Al prójimo, jamás!
¡Aquel que esté pensando llevadlo al calabozo
que tiene un rasgo claro de instinto criminal!
¡Las doce! ¡Ya ha nacido! ¿Qué quién? ¿Qué más nos da?
¿Qué importa quién naciera ni en qué lugar ni sitio?
Tú atrácate a comida y grita: ¡Aleluya!
¡Más fuerte, todos juntos! ¡Gritad, gritad… gritad!
(Que arrasen la Amazonia, que invadan Kurdistan,
que no firme en Somalia ningún bando la paz)
¡Imbécil! ¿tú que miras? ¡He dicho que a gritar!
Está enfermo ¡Llevadle de urgencia al hospital!
¡Gozad , vivid sin rienda¡
¡Llegó la Navidad!
Juan José Alcolea Jiménez.