La toma del corazón
A las dos de la mañana, mis tropas habían sido informadas de movimientos inusuales.
El viento era frío.
Poco después varios comandos entraron en acción, trataban de arrebatarme la vida por asalto y los míos con destreza se replegaban al frente y los flancos prohibidos.
Ella ordenó el ataque por sorpresa,
no pudo justificar su ausencia. A las cinco de la mañana, me informaban de la toma de varios campanarios
y mis besos de amor tan comprometidos horas antes eran traicionados.
Reconcentré mis brigadas operacionales,
todas ellas con órdenes de no hacerte daño,
y me mentiste una y otra vez,
a las cinco con treinta fui llevado al búnker de hojalata, mis tropas y sus tropas en desafuero de amor se enfrentaban mientras llegaba la mañana. Se me informaba de bajas de ambos lados
Tú la del amor infinito, la de labios carnosos pidiendo la rendición absoluta y la separación de nuestros territorios.
La guerra sería larga y sangrienta porque nunca aceptaría no sentir tu perfume,
ese olor a piel tan secreto y lleno de pecado original,
esa flor y aquel día
me marcaron la piel con un herraje. Peleé hasta lo último y perdí contigo como siempre. Tú te llevaste un gran territorio de mí
y yo de ti unos cuantos gramos de tierra santa. Hasta el día de hoy los que te conocen dicen que esas lejanías terrenales no te dejan dormir.
Armando Morgollón.
Venezuela.
