Yo lluevo
Yo lluevo cenizas de fuegos fatuos que nadie vio, de los que nadie se enteró, que me quemaron, ardieron y me consumieron en el pantano que habito desde que no logro encontrar mi yo…
Yo lluevo sangre de heridas suicidas, sangre de batallas perdidas y de carne podrida, sangre también de mujer, sangre dadora de vida, sangre que quita la virtud y que regala ambrosía
Yo lluevo charcos de agua salina, charcos de gemidos, charcos de pecados cometidos, charcos de llanto entre mis labios corrompidos, invadidos…
Yo lluevo rosas con espinas, que no me coronan pero se me clavan en las costillas buscando perforar mis tripas.
Yo lluevo caricias, caricias que despiertan trozos de carne dormida, que hurtan luz de almas vírgenes para alimentar a las luciérnagas que iluminan mi penumbra, caricias que recitan versos de esperanza interrumpida, que prometen menos oscuridad que la que a mí me habita.
Yo lluevo comida que alimenta a la bestia que vive en mi sonrisa, comida que sacia el hambre del suicida, que envenena ríos de agua bendita, que hace vomitar al optimista.
Yo lluevo dudas.
Yo lluevo sombras.
Yo lluevo penas.
Yo lluevo poesía…
Griselda Acosta.