¿Cómo es un escritor?

El escritor es contemplativo.

El escritor es enamorado, descriptivo, persuasivo y depresivo.

Escritor silla N

Cae, se decepciona del amor y se levanta. Vive enamorado de su objeto, su musa, su arte y el arte del cual forma parte.

Es descriptivo, pues observa cautelosamente los detalles físicos y no físicos de cada cosa. Es sumamente meticuloso.

Es persuasivo, conoce el porqué de las acciones de las personas. Conoce cómo se desarrolla una historia y, aún antes de vivir el final, predice su desenlace.

Es depresivo, tiene la habilidad de conocer al mundo y analizarlo tal cual es. Se ahoga en las letras, inunda su mente de ideas y expresa ello en letras.

Sabe todo y a la vez nada. Conoce, observa, y de lo que no es consciente, lo comprende y aprende. Analiza, visualiza y desentierra aquello que alguna vez alguien pensó y olvidó.

Es curioso, él ve lo hermoso y horroroso. Juzga antes de conocer, luego se arrepiente y, si no es necio, cambia de opinión, aunque, si es firme, por su propio orgullo sigue.

Vive buscando su inspiración: el lugar, el tiempo y el quién.

Aquel que escribe, con abrir su mente, viaja y a la realidad abandona. Está en las ideas, en los pensamientos y en los resentimientos. Se da cuenta de todo y no se da cuenta de nada.

Por naturaleza es loco y cuerdo, es triste y feliz, es grande y pequeño, y a menudo frunce el ceño.

No se queda sin palabras, es divagador, parlante y merodeador. Se asombra, aprecia lo simple y trata de describir lo intangible.

No tiene casa, no habita aquí ni allá, pues siempre está pero no está.

No vive en el pasado, presente ni en el futuro.

Pasa más tiempo en su cabeza que en ningún otro lugar.

Vive y no muere, pues deja su esencia en cada letra, cada palabra, línea y párrafo.

Ama el arte, lo aprecia y le hace reverencia.

Conoce las emociones, los sentimientos, los comportamientos, las motivaciones y algunas veces las intenciones. No se conoce por completo a sí mismo, vive en el cielo y en el abismo.

Es raro e inusual, no encaja y a la vez es la pieza faltante.

Carece de cordura, es inconstante y cambiante, es el mayor delirante.

Ama con locura pues, para él, la locura es la única forma sensata de amar.

Habla de más y de menos, cree saber mucho y sabe que no sabe nada.

Piensa antes de existir y deja su legado para jamás morir.

Es intenso, se emociona por lo inusual y más simple.

Sabe que el arte no es más que la mayor expresión y materialización del cómo el artista percibe al mundo. Nació del arte y para ella vive.

Sabe que el arte está en cualquier lugar, en cada instante y que le provoca una sonrisa euforizante.

Salvador Alejandro Ortega.

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