DONDE HAYA ODIO PONGA YO AMOR.
Con toda la humildad del mundo, en su oración, San Francisco de Asís le pide a Dios le permita hacer una serie de actos amorosos según las circunstancias lo vayan requiriendo como consecuencia de las flaquezas de la naturaleza humana, a efecto de poder ser un adecuado instrumento de su paz.
El primero de esos actos es: “Donde haya odio ponga yo amor”. En este caso, el odio es ese sentimiento de aversión hacia una persona a quien se le desea el mal y hasta la muerte; normalmente va acompañado de la ira y el rencor. Su origen puede estar en la envidia por lo que el otro tiene y quien odia carece, y por lo tanto hay un sentimiento de rencor porque él no lo tiene. Otra causa del odio es una ofensa recibida, sea física o moral, pero la víctima, en lugar de perdonar sigue en su interior cultivando ese rencor y el deseo de venganza. El odio no lo deja a uno descansar, pues solo se vive para desquitar el mal recibido, la forma de regresárselo al agresor, con un recuerdo obsesivo de esa ofensa que en cada momento la revive en un regusto del dolor, por lo que estos sentimientos y pensamientos negativos van carcomiendo el alma poco a poco.
La medicina contra el odio es el amor, ese afán de hacer el bien a la otra persona, solo por hacer el bien, sin importar lo que el otro haya hecho, como lo hizo Jesús. Libera de ese sentimiento obsesivo para regresarle al alma la tranquilidad. El que ama sabe perdonar a quien lo ha ofendido, deja atrás el pasado para vivir su momento en plenitud, y de esta forma pasa por el mundo haciendo el bien, dejando una estela de concordia.
Ahora bien, si alguien ve que entre dos personas hay una relación de odio, como amigable componedor, como mediador, en la medida de lo posible debe buscar la forma que entre ellas pueda existir la reconciliación amorosa, propiciando actitudes positivas de ambas partes, con acciones como el consuelo, la comprensión, infundir la esperanza y la fe a través de la verdad, la luz, la alegría y el perdón.
Phillip H. Brubeck G.
Del libro: “La oración de San Francisco”.
Ediciones Bellas Letras.