¿QUÉ ES LA NAVIDAD?
– Papá, ¿qué es la Navidad? –preguntó la niña con sus ojos grandes como esferas.
– Festejamos que nació el niño Jesús en Belén, hace dos mil veinte años…
– ¿Pero cómo puede seguir siendo niño si está más viejo que mi abuelita? –le interrumpió con la gran curiosidad de sus tres años.
– Pues verás, tiene un secreto muy grande…
La pequeña se acomodó mejor en la alfombra de la sala, junto al sillón donde estaba sentado su padre, frente al nacimiento.
– ¿Y cuál es su secreto?
– Le gusta ser un bebé para su fiesta de cumpleaños, así recordamos mejor el día en que nació.
– ¿Y por qué?
– Le gusta que lo carguemos en nuestros brazos, como a tu hermanito Carlos…
– Sí, verdad, ya vez que cuando Carlitos está llorando, mamá lo carga y de pronto se calma. A mí también me gusta cargarlo, pero no me dejan.
– Porque todavía estás muy chiquitina y se te puede caer –agregó el señor acariciándole el cabello-, pero verás, el Niño Dios, cuando lo cargas se mete en tu corazón y así no se te cae…
– ¿A poco? –sus ojos se hicieron grandotes otra vez y brillaron como los foquitos del árbol–, ¿y cómo le hace?
– No sé, pero a lo mejor la Virgen María se lo dijo a tu abuelita, tendrás que preguntárselo hoy en la noche cuando venga a cenar. Pero además, no solamente se mete a tu corazón para que lo arrulles; como él quiere que todos seamos felices, también te quita toda la tristeza que tengas…
– ¿Como cuando lloré mucho porque el Pulgas mordisqueó a mi muñeca favorita?
– Sí, cuando estamos tristes por cualquier cosa, nos consuela, porque quiere que todos seamos felices, y también nos enseña a portarnos bien, porque el niño Jesús siempre obedece a su papá y a su mamá, nunca se pelea con sus primos y amigos…
– ¿No tiene hermanitas?
– Mmmmhh… ¡Nopo loropo! Papá Diosito no le dio más hijos a la Virgen María, pero el Niñito Jesús, como es muy bueno, nos hizo a todos sus hermanos. Tú eres su hermanita chiquita. Por eso no quiere que nos estemos peleando entre nosotros, ni les quitemos sus juguetes a los demás. Es más, se pone muy contento cuando les damos juguetes a los que no tienen para jugar juntos, y les damos de comer, y les regalamos ropita para que no tengan frío. ¿Pero sabes qué es lo más bonito de todo?
– Que me va a traer muchos regalos hoy en la noche.
– ¡Nopo loropo!
– ¿Entonces qué?
– Que nos invitó a su casa, y un día nos va a llevar allá, en el cielo, como se llevó a tu abuelito, para que vivamos con él todos contentos…
– Amorcito –los interrumpió el llamado de su esposa, desde la cocina-, ¿quieres ver, por favor, por qué llora Carlitos?, no puedo dejar ahorita lo que estoy haciendo para la cena de Navidad.
– Ven, acompáñame –dijo el señor a la niña mientras se levantaba del sillón.
Cogidos de la mano fueron hasta la recámara del bebé. Al acercarse a la cuna, el olor le manifestó la causa del llanto, así que de inmediato se puso a cambiarle el pañal. Luego, tras lavarse las manos, el papá cargó al niño y los tres juntos fueron a la cocina para ayudarle a la mamá a terminar de preparar la cena de Navidad, porque ya no tardarían en llegar la abuelita con los tíos y los primos.
Phillip H. Brubeck G.
