LA HUMILLACIÓN DE LA PALABRA.

Se hizo la tarde tan corta, tan triste,
que las horas secretas, compartidas,
ausentaron en la memoria un sí
de saudades
nacidas del ayer que siempre fuimos.

Al borde de la noche se humillaron
los vocablos, y el clandestino frío;
nos hizo sentir en la oscuridad,
que aquella lejanía despoblada
careció de dictados
para sentir al fondo del olvido.
Hoy desnudamos todas las palabras
habitadas.

Nosotros encendidos de ese amor
que bordeó el umbral de nuestra vida,
llegamos de un andado color alba
sin despedidas,
faltaban sueños dentro de una piel
que nos unió al pasado:
madrugadas unidas a nosotros
que no olvidan la historia de tus pálidos labios,
de un amanecer siempre en el recuerdo
con la memoria ahíta de tu voz,
sin la niebla que enturbie las certezas
que no me supe ser tiempo
para este final.

José Manuel F. Febles.