LIBERTAD EN RIESGO.
En 2018 nunca imaginamos que llegaríamos a tener nuestra libertad en riesgo. Hubo muchas voces de advertencia, podíamos llegar al nivel de la dictadura de Maduro, pero consideramos que exageraban confiados en las leyes vigentes y en la fortaleza de las instituciones. Los hechos se encargaron de demostrarnos la situación a la que llegamos.
Se han hecho muchos recuentos de los daños causados por la administración del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), rebasan en mucho los pocos aciertos que tuvieron, no los vamos a señalar aquí, todos los candidatos de oposición los han aprovechado para sus campañas, hasta el cansancio.
Los hechos son la parte visible de la realidad, las consecuencias de una estrategia perfectamente delineada y seguida desde el Foro de Sao Paulo en 1990, para que el comunismo gobierne en la región, de tal suerte que ya dirige 13 países del Continente Americano, entre los que destacan Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Colombia y México.
Los ideólogos de MORENA sustentan su dialéctica a través de la revolución cultural bajo la guía de Antonio Gramsci y Paulo Freire, para dominar a la gente desde las conciencias, pero además, aprovechan los movimientos filosóficos posmodernos iniciados en el Siglo XX, los cuales rechazan la metafísica y con ella la existencia de una verdad objetiva, por lo que en su metodología sofística, busca poner fin al eurocentrismo, o sea, todas las manifestaciones filosóficas, teológicas y culturales procedentes de Europa, para descolonizar, en estos sentidos, a los pueblos «dominados» de América Latina, África y Asia, a efecto de hacer resurgir la cultura de los pueblos originarios.
La filosofía de la posverdad está sustentada en el relativismo de que cada persona, conforme a su cosmovisión, tiene una precepción particular de lo verdadero, por lo que se basa en las emociones, los sentimientos y creencias individuales, sin importar que concuerden de manera objetiva con la realidad. Como lo hacían los sofistas en los diálogos de Platón.
Una de las principales herramientas de la posverdad, es el deconstructivismo. Es un método de análisis semiótico, de las palabras en cuanto signos representativos de una realidad o idea. La deconstrucción consiste en desmontar las partes de un concepto, aprovechando sus fallas, ambigüedades, debilidades y contradicciones, para despojarlo de su significado tradicional, a efecto de descubrir los diversos significados que tiene oculto, de tal forma que cada lectura nos presenta una nueva interpretación.
De acuerdo con Derrida, las palabras escritas son signos del lenguaje verbal, los cuales tienen significados distintos dependiendo del emisor y el receptor, así como de las circunstancias propias de su entorno. De esta manera, la deconstrucción viene a desocultar lo ente en cuanto ente y muestra así la verdad del ser.
Sustentados en la filosofía de la posverdad y el deconstructivismo, los socialistas del Siglo XXI, en su discurso buscan llegar a las emociones de las grandes masas, por eso les hablan de lo que desean escuchar, en el sentido que requieren para sentirse tomados en cuenta dentro de las decisiones sociales, por lo que cambian el significado de las palabras a sus conveniencias ideológicas. Así podemos señalar algunos ejemplos:
La democracia, de acuerdo con el concepto generado en el Siglo XVIII, es la forma recta de gobierno mediante la cual el pueblo elige a sus gobernantes. Con la evolución de las ideas sociales, a partir de la segunda mitad del Siglo XX, el pueblo elector en un sistema democrático, está conformado por todas las personas, hombres y mujeres, mayores de 18 años, sin importar sus condiciones de clase social, económica o cultural, y es como se refleja en la Constitución Política de México. Sin embargo, para los socialistas el pueblo está conformado exclusivamente por lo que ellos denominan el proletariado, las clases bajas, los pobres, y excluye a las clases media y alta, pues de acuerdo con la teoría marxista, la burguesía debe desaparecer. De esta manera, el concepto que tienen de democracia, es el gobierno de la clase proletaria. Por lo tanto, para ellos, el sistema electoral que se afianzó en México, en los años 1990 a 2016, que permitió la llegada de MORENA al poder, es un sistema antidemocrático neoliberal, y en consecuencia se debe eliminar junto con las instituciones que lo respaldan, para instaurar la democracia socialista al estilo de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El mecanismo dogmatizador de la posverdad de MORENA tiene su eje central en las conferencias de prensa matutinas, conocidas como las «mañaneras», en las cuales Andrés Manuel López Obrador, fija su postura con respecto a los hechos cotidianos de la vida nacional, muchas veces con mentiras mezcladas con medias verdades para hacerlas verosímiles, apelando en todo momento a las emociones de la gente de bajo nivel educativo, para modelar la opinión pública e influir en las decisiones sociales.
Si bien es cierto que por regla general acepta la existencia de las libertades de manifestación, de prensa y expresión de las ideas, cuando estas proceden de la oposición y le hacen señalamientos graves, con cínico descaro los denuesta, los descalifica ácidamente poniendo en tela de juicio cuanto se diga en su contra. De esta manera provoca su nulificación.
No le importa caer en contradicciones, esto se debe a la relatividad de su verdad. Un reportero puede ser ejemplar cuando habla a su favor, pero el mismo resulta ser el peor, al servicio de los conservadores, cuando le señala de manera fehaciente sus errores. Un político de oposición puede ser el más corrupto de todos, lo sataniza hasta el cansancio, pero si cambia su filiación partidista a MORENA, de inmediato lo redime, se ve limpio de toda mácula, y hasta lo premia con algún cargo público.
En la propaganda electoral se presentan como los redentores del país, los que velan por los pobres con sus programas sociales, los que han reducido la violencia a pesar de que han aumentado los homicidios; y todos los candidatos de MORENA y sus partidos satélites, son simples cajas de resonancia, repetidores de la palabra de Andrés Manuel, pues no tienen voluntad propia ni libre albedrío. Con sus discursos demagógicos y promesas falsas endulzan los oídos de las masas populares manipulándolas con facilidad.
En el actual proceso electoral, muchos están manipulados con los discursos de supuestos grandes logros en infraestructura, salud, seguridad pública, educación. Otros son incondicionales por los beneficios económicos que reciben de los programas sociales. Pero también hay muchos que están en las filas de MORENA por el puesto público, el trabajo o los beneficios económicos de contratos o negocios como retribución a los favores que le proporcionan.
Andrés Manuel afirmó que no se va a reelegir, y así será para el siguiente período presidencial, pero en caso de que su partido de alguna manera gane las elecciones, al estilo de Plutarco Elías Calles, será él quien siga gobernando tras bambalinas, moviendo a su sucesora como a una marioneta, será la encargada de cambiar la Constitución Política de México para permitir la reelección indefinida del Presidente, como lo hizo Porfirio Díaz, así como para imponer un régimen comunista como el de Cuba, Nicaragua o Venezuela.
Andrés Manuel se colocó por encima de las leyes y las instituciones, desea mantener el poder hegemónico.
Por todas estas razones de fondo, recalcamos que en este proceso electoral está nuestra libertad en riesgo, y por lo tanto, debemos actuar en consecuencia para evitar el triunfo de la dictadura y corregir el rumbo de la vida nacional.
Phillip H. Brubeck G.
