Cartas para Marco

Cartas para Marco

Primera Carta

Querido Marco:

La vida siempre ha sido para mí como un viaje eterno en tren, un tren al que te suben sin pedirte permiso y con un destino incierto. Cuando sientes que tu viaje tiene sentido, que te has encontrado a ti mismo o que has encontrado la realización, te das cuenta de que la vida te ha dado el boleto para el último viaje. Cuando sientes que la vejez ha visitado tu cuerpo, y va a quedarse en él, las cosas empiezan a tomar otro significado. La simpleza de las cosas empieza a tomar importancia y lo que antes era importante, deja de serlo.

Hoy he cumplido sesenta y cuatro años, y tú mi pequeño de casi cuarenta años, te la has ingeniado para que cada cumpleaños aparezca menos velas. Para mí un cumpleaños sin pastel y sin velas no celebra con suficiente emoción el inicio de un nuevo año, de un nuevo viaje. Te agradezco que mi cumpleaños sea una celebración que no hayas olvidado ni dejaras pasar. Bien sabes que te adoro y que mi nueva familia, la tuya, nos ha agregado casi cuatro miembros más, tu esposa y tus tres hijos, haciendo nuestros cumpleaños una eterna fiesta, casi nacional, por los invitados y las comidas. No sabes cuánto extraño nuestras humildes y sencillas celebraciones.

Sabes que con mucho sacrificio logramos que entraras a la Universidad y con otro tanto que hicieras la especialización en España, lo que siempre quiso hacer tu padre y mi pequeño lo consiguió. Luego cuando regresaste nos sentimos tan orgullosos de ti que no tengo palabras para describirlo y aún hoy, después de casi quince años de tu título, me parece que fue ayer que te despedimos en el aeropuerto.

He sido bendecida con muchos hombres en mi vida, con mi padre al que amo aún después de muerto, con mi amado esposo y contigo, mi adorado Marco. Nos hemos realizado ambos gracias a ti porque no solo eres bondadoso, eres leal, buen amigo, pero sobre todo eres humilde no andas pregonando tus logros ante todos, a pesar de tener con qué hacerlo. Eso me gusta, eso es lo que más amo de mi esposo, su capacidad para desaparecerse ante las cosas que hace para que los demás no sepan lo maravilloso que es poder contar con esa gente en este mundo de intereses perversos.

Me siento particularmente nostálgica, debo reconocer que hace mucho que lo estoy, pero hoy más, tal vez sea porque es un día nublado, llueve y parece que hasta la naturaleza también lo está. Las gotas de lluvia golpean suavemente los vidrios de las ventanas de mi habitación mientras escribo sentada frente al computador. He decidido contarte aquello querido Marco de lo que no he querido hablarte durante estos años porque aqueja mi alma. Te pido por favor que lo leas cuando estés tranquilo y solo en tu habitación, aunque tú decidirás cuándo lo harás porque esto que voy a contarte es solo nuestro, nuestro pequeño secreto. Son tres cartas y esta es la primera.

Segunda Carta

Querido Marco:

A pesar de que mi infancia fue algo triste hay algunos acontecimientos que recuerdo con alegría, aquellos que me habían marcado de un modo particular como: mis primeros zapatos de patente negros debajo del árbol blanco con ramas pintadas y sin hojas, la primera subida a un tren con mi madre antes de dejarnos, mi única celebración de cumpleaños, mis quince años con mi padre, y una pequeña torta blanca hecha por los vecinos de la cuadra, cuando me gradué y por supuesto cuando le conocí. Sin embargo, cada vez que me siento al atardecer en mi porche a mecerme, en la silla de madera, lo único que llega a mi mente es su rostro, su sonrisa, la calidez de su piel y por supuesto aquellas miradas que aún me hacen sudar frío.

Debo reconocer también que en tus rasgos los ojos de tu padre están presentes, sus largas pestañas y por supuesto las pecas sobre las mejillas, cerca de la perfilada y pequeña nariz.

Cuando niña mi madre nos abandonó al saber a tu abuelo enfermo de cáncer. Apenas con diez años me tocó librar la lucha con él, ante ese dragón come vida que es esa enfermedad. Tuve que hacer de todo, vendía periódicos en las esquinas, limpiaba las casas de otros hasta que un hermano de mi padre me ofreció otro trabajo: llevarle los libros de su bar y como la paga era buena, lo acepté. En ese sitio vi muchas cosas horribles, presencié como las jovencitas se vendían por dinero o por droga, por huir de su realidad, la pobreza y la ignorancia de pensar que ese era el único camino.

Decidí estudiar, lo que sabía lo aprendí ayudando a mi padre mientras pudo trabajar. Laboraba hasta casi la madrugada y luego corría para asistir a la universidad. Muchas veces me dormía en las clases, pero lo que sabía me ayudó a avanzar rápidamente. Conté con el apoyo de muchas personas, ante mi tenacidad y deseos de superación, no me abandonaron. Cuando casi estaba en mi último año, una mañana de septiembre en el estacionamiento de la universidad, lo conocí. Casi me atropella porque venía distraída, pero desde ese día no se apartó de mí.

Tu padre estudiaba para ser médico y ese año era el último. Trabajaba en el Hospital Central donde logré ingresar a tu abuelo y gracias a su ayuda lo mantuvimos vivo por casi seis meses más. El día que murió tu padre estuvo con él, ayudándolo a que pudiera verme antes de partir. Cuando llegué a verle, ya respiraba con dificultad, solo pudo bendecirme y entregarme a tu padre, para que cuidara de mi pues ya no iba a estar conmigo. Tu padre le prometió hacerlo y le juró que no me dejaría sola nunca, nunca más. Debo decirte que lo cumplió.

Sus padres no estaban muy de acuerdo con nuestra relación, porque con mi piel morena, el cabello lacio y negro, parezco más una indígena que una chica blanca, como ellos la querían para su hijo. Pero tu padre dejó todo, hasta su especialización en España por mí, por nosotros. Con mucho esfuerzo compramos nuestra casita en las afueras de la ciudad y tuvimos que vender el auto, que fue lo único que conservó de ellos, para completar la inicial. Trabajamos muy duro, muchas veces no teníamos qué comer, pero nos acostábamos juntos y eso era el mejor alimento, nuestro amor.

Tu padre era mayor que yo casi siete años, así que cuando descubrí que estabas en mí, le esperé en casa con una cena. Esa noche celebramos nuestro maravilloso logro: tú. Días después recibimos una carta de la embajada de España donde le notificaban que le habían otorgado una beca, para su especialización, por ser ciudadano español. Teníamos escasamente ocho meses para los preparativos.

Durante varios meses hice todo lo que pude por cumplir con los papeles que necesitaba y cuando los tuve listos, un domingo en la tarde un amigo abogado nos visitó para que firmara los documentos que tenía que enviar. Tenía ya casi nueve meses de embarazo. Lo esperamos sentados en la mesa de la cocina, luego que llegó y escuchó todo lo que tenía que decirle el abogado, se levantó de la silla y viendo por la ventana, que daba al patio apoyado en el fregadero, le dijo que no firmaría y que se encargara de darle la gracias al gobierno pero que no podía dejarme sola en este país. El abogado le dijo que iniciaría los preparativos para solicitar la ayuda, pero no aceptó. Recuerdo que le dijo: ─ No puedo dejar mi corazón, la razón de mi existencia, alejada de mí. Lo siento. Además, pronto llegará nuestro hijo y no puedo dejarla sola.

El día que naciste estaba lloviendo, a cántaros. Tomamos un taxi, era casi media noche. El pavimento estaba mojado, muy mojado, mientras íbamos de camino tu padre solo estaba empeñado que me concentrara en respirar. Cuando aparecieron las primeras contracciones fuertes le dijo al chofer que se apresurara y justo ahí vi las luces que le alumbraron por la espalda, miró las luces también y se lanzó sobre mí apretando mis manos.

Al despertar estaba en el hospital, fue muy difícil tu nacimiento porque estaba herida tenía mis piernas con fracturas y unas costillas, pero gracias a tu padre tú naciste.

Esa mañana cuando estaba en la habitación, contigo a mi lado, tu padre llegó con su camisa llena de sangre, su rostro con moretes y sonriéndome te besó en la cabecita y luego en mis labios, aún estaban tibios. Dijo acercándose a mi oído, casi como un susurro: “─Solo quiero que sepas que estoy bien y que vendré por ti cuando tu hora llegue. Sé que harás de él un hombre de bien. Háblale de mí porque estaré con ustedes cuidándolos y ayudándoles”. Eso hice, siempre estuvo con nosotros, siempre presente.

Sé que no debí ocultarte todo esto, pero así fue como pasó, por eso siempre hablé de él como si estuviera vivo, para que aprendieras a conocerlo a través de mí. Tu padre murió el día que naciste, hijo mío.

Tercera Carta

Amado mío:

Sé que mi mentira fue muy grande y que tal vez no llegues a perdonarme, pero ahora que eres padre de tres hermosos y amorosos hijos, puedes aceptar que somos capaces de hacer cualquier cosa para que no sufran. Eso hice, mantuve vivo a tu padre para que no sufrieras más de lo necesario, pero debes reconocer que muchas veces sí estuvo con nosotros.

Mis días están contados, lo sé. Mi enfermedad es silenciosa, cariño, pero sigue ahí solo esperando llevarme cuando sea mi hora, por eso quise hacerte esta carta con mi puño y letra, aunque este algo irregular, pues mis manos tiemblan mucho.


Debes buscar al abogado de los Villalobos, quien te hará entrega de un dinero que tu abuelo guardó en un banco español para ti y antes de morir se lo notificó a tu tía Lisa, eso hace apenas unos meses. Si, tu tía Lisa, aquella dulce mujer que te dio cobijo cuando estudiaste en España, en Madrid. Búscale y pregúntale, dile que he muerto y que necesitas lo tuyo para tu familia. Eso mi querido Marco, es parte de la herencia de tu padre y a la que tienes derecho. A veces el orgullo nos hace ciegos y con la juventud nos volvemos intransigentes, respeté la decisión de tu padre de no recurrir a ellos, pero ahora ya no tiene sentido, ambos han fallecido y tú puedes darle buen uso a ese dinero.

He soñado con tu padre muchas veces, muchas veces he despertado viéndole a mi lado, sonriéndome y besando mis labios. Debo reconocer que estos detalles tal vez hagan que te sonrojes, pero hijo soy mujer, así como tú eres un hombre y ves a tu esposa con ese brillo especial que solo un hombre enamorado tiene al sentirse correspondido. Así, mi querido Marco, con ese brillo que tú tienes tu padre me miraba todos los días, al despertarnos uno junto al otro, en nuestra cama. No quise deshacerme de ella porque siento aún su olor al dormir.

Anoche, respiré su olor cariño, y la tibieza de su piel cerca de mí. Sé que viene por mí pronto, por eso te pido que no sufras por mi partida. Piensa que solo así tus padres que tanto se aman, podrán estar por fin juntos.

Lo he extrañado tanto en mi cama como no tienes idea, así como sé que lo hiciste tú mientras estabas separado de tu amada esposa.

Te amo, pero es hora de que me vaya, él ya vino por mí. Ten la seguridad que no estaré sola nunca más, como lo prometió.

Comprendo que todo esto te agobie, tal vez pases noches sin dormir, pero no vale la pena. Abre tu corazón y tu mente para que puedas perdonarme al igual que a tu tía Lisa quien fue mi cómplice todos estos años. Ella escribía desde España haciéndose pasar por tu padre. Comprendo tu desconcierto, pero no vale la pena buscar más explicaciones que las que te he dado.

Sé que en tu corazón el amor por tu padre es inmenso, nunca estuvo lejos siempre estuvo con nosotros, lo mantuve vivo para ti. Si en algún momento pensaste que te había abandonado, no fue así. Hice lo posible con mantenerlo vivo, pero cuando estabas a punto de graduarte de tu especialización y al no poder seguir manteniendo la farsa tu tía y yo inventamos su muerte en África donde había ido a trabajar.

Amor recuerda que estaremos contigo, cuidando de ti, siempre.

Sé que vas a perdonarme y cuando ya no esté contigo querrás llenarme de besos, pero no esperes tanto. Ven a mis brazos y lléname de ellos, abrázame fuerte y comamos pastel para volver a sentir al niño que crie con ayuda de tu padre. Te besaré hasta el cansancio, como cuando eras niño, para que te durmieras.

Con amor eterno,

Tu amorosa madre.

Mary Agnes Vega

You may also like this

12 mayo 2024

Carta de mi madre

<!-- wp:heading --> <h2 class="wp-block-heading">Carta de mi Madre.</h2> <!-- /wp:heading --> <!-- wp:paragraph

admin
16 abril 2024

Mi viejo portarretratos

<!-- wp:heading --> <h2 class="wp-block-heading">MI VIEJO PORTARRETRATOS</h2> <!-- /wp:heading --> <!-- wp:parag

admin
08 abril 2024

Luna novia

<!-- wp:heading --> <h2 class="wp-block-heading">LUNA  NOVIA</h2> <!-- /wp:heading --> <!-- wp:paragraph -->

admin

Leave Comment