Entre negro y rosa; no tan gris, por favor

Entre negro y rosa; no tan gris, por favor

La unidad de transporte trae los puestos ocupados, el pasillo parece no tener espacio; sin embargo, sigue recogiendo pasajeros. Ella aparece, su rostro luce desencajado, es lento su caminar; la aborda con dificultad. Me atrevo a pedir que alguien le dé puesto.

Desconozco el nombre, pero puede llamarse Elizabeth, Carmen, Amarelis… Su rostro refleja dolor, cansancio, preocupación. Una joven le ofrece el suyo; con dificultad, se sienta. Celebro el acto y le doy las gracias. Viene de hacerse una biopsia —agrega la señora, minutos después—. Observo los gestos de la madre en torno al seno marcando círculos, acariciando con delicadeza su cabello, son manos que sanan; ahora entiendo, por eso se tomaba la zona pectoral.

Su vida cambió de súbito aquella mañana cuando el doctor le diagnosticó la fatídica enfermedad, no sin antes realizar una serie de preguntas que poco a poco la fueron haciendo entender lo que estaba pasando.

“El quiste tiene un diámetro superior —expresa el hombre de bata color azul claro ya acostumbrado a esos menesteres relacionados con la salud.

Ella piensa en los síntomas: bulto, nódulo o engrosamiento en la mama…

No deja de intercambiar ideas con su progenitora, quien la anima a seguir adelante. Le comenta la primera vez que sintió los cambios físicos en la mama: color, tamaño, textura, forma o aspecto… Lágrimas de culpa aparecen en sus blancas mejillas.

Recuerdo a mis amigas, compañeras, conocidas y un dejo de tristeza recorre mi piel.

Es 19 de octubre, día color rosa; ha preparado con cuidado su lazo —símbolo icónico reconocido universalmente—, y lo coloca con ternura sobre su camisa, para sensibilizar y concienciar, sobre la importancia de realizarse un examen de mamas regularmente, con la finalidad de detectar cualquier signo o anomalía.

Sus días ahora son distintos, tienen un toque de angustia, soledad, miedo; pero también de reto, esperanza; no se detiene ni se oculta, sigue su vida. Ahora forma parte de las pacientes que busca promover el diagnóstico precoz, incrementar el acceso de la población femenina a los controles y tratamientos oportunos de esta enfermedad. Las quimios y las radios que ha soportado es la mayor prueba de fe; sensibiliza a otras a través de su cuenta en Instagram. Aprovecha la mañana para tomar sol; por vez primera piensa en algo que no sea su trabajo: en ella. Lee información relevante y la comparte por las redes sociales, se ha comprado una franela color rosado con el que menos se había identificado hasta entonces.

Se da cuenta que pocas lo llevan, pero le resta importancia al asunto. Recuerda que ahora es más humana gracias al dolor. Se resiste a formar parte de la primera causa de muerte: el 16%. Es hora de ir a la terapia, allí se distrae un rato y comparte con otras que también llevan esa pesada cruz.

“Una de cada ocho mujeres lo padecerá a lo largo de su vida” —agrega el doctor—“no eres la única”.

Mientras llega a casa, sus ojos no paran de observar cuanto pueden. Su pensamiento es distinto.

“El cáncer se crea en las células y estructuras de las glándulas de los tejidos del seno” —continuó el galeno—. “Puede diseminarse al resto del organismo a través de los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos”.

Y pensar que sólo su pareja era el afortunado en consentir esa zona erógena; ahora, muchos la ven, la tocan…

Todavía no sabe cuál le ha correspondido: Carcinoma ductal localizado: se inicia dentro de los conductos del seno y se disemina en el resto del tejido mamario; Carcinoma lobulillar in situ: las células cancerosas se generan en los lobulillos del seno, diseminándose en el tejido mamario.

Se llena la de valor y marcha por la prevención.

Realiza la autoexploración mamaria regularmente, mantiene una alimentación sana y equilibrada, hace ejercicio diario, evita el consumo de tabaco y alcohol. Reflexiona acerca de las posibles causas y factores de riesgo: Mutaciones hereditarias en los genes, mayor exposición a estrógenos, obesidad, edad avanzada, factores ambientales…

Celebra que en la actualidad, los desarrollos y avances en la investigación sobre esta enfermedad han contribuido a incrementar los índices de supervivencia de las personas afectadas. Ha vivido la rudeza de los exámenes: autoexploración de las mamas, mamografía, eco mamario, biopsia de la mama, cirugía, radioterapia… No ha sido fácil. Revisa los estados; sonríe y suspira. Se toma la foto del día y la publica dejando ver su bella sonrisa; inhala. Sus ojos han quedado mirando al cielo que se refleja en la ventana, no quiere perderse el espectáculo que le brinda el atardecer; desea convertirlo en esperanza de un nuevo día para todas.

Tulio Aníbal Rojas.

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