Amaina la lluvia
Amainó la lluvia,
sopla suave la brisa
noble pensamiento me alumbra,
olor a café recién cocido,
recuerdo a Ramón Querales,
degustando su «guarillo»,
líquido embriagador del alma,
café negro bien fuerte más cocuy,
sin nada dulce,
imagino los cien días de lluvia
sobre el Macondo colombiano,
grandes tertulias tempranas,
viejo ayamán de Matatere,
tierra del semi árido,
del Saroche de leyendas,
del canto de paraulatas
y las chicharras en mayo,
de piel reseca, de cabras,
de magueyes y lefarías
la lluvia se despide.
Pablo Quintero Rodríguez.