CONFESIÓN
A veces la tristeza
invade el horizonte
y la belleza
aprende
a jugar al escondite.
Miro por la ventana.
El sol oculta el rayo
que ya no dará luz.
Los paisajes hermosos
se burlan de los pájaros
y la vida no encuentra
su lugar en la bola de cristal.
Los espejos respiran otros rostros:
mujeres, hombres, niños, niñas…
¿Soy yo esa mujer que me contempla?
Se parece a mi madre,
me sonríe.
Llorar solo es posible en las palabras
que intentan construir un pequeño poema.
Nieves Álvarez Martín.